Querida Gin-tonic es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar, que no vas a recibir nunca. Que como tú me enseñaste, en cuanto acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor, como era...como decias tú...Ah ya, así el dolor no se te queda tan dentro. Esta vez solo quiero ser claro. Sería un imbécil si no gritara que me he equivocado contigo desde el principio. He intentado avanzar sin apartar antes las cosas que lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñado en quedarme ahí. En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar.
¿Dónde está el secreto del futuro Gin? Puede que esté en fijarse bien, en avanzar, mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Claro...hay cosas que pasaron antes, mucho antes. No quiero esperar milagros, solo que las cosas pasen. Sí, no, sí, no, sí, no. Y ahora lo tendría claro pero ahora ya no depende de mi sino de ti. Te quiero.
12 de agosto de 2012
5 de agosto de 2012
Recuerdos
No hay nunca un por qué para un recuerdo; llega de repente así, sin pedir permiso y nunca sabes cuando se marchará. Lo único que sabes es que lamentablemente volverá. Aunque, por lo general son instantes. Y ahora sé como hacerlo. Basta con no detenerse demasiado. En cuanto llega el recuerdo, hay que alejarse rápidamente, hacerlo enseguida, sin miramientos, sin concesiones, sin enfocarlo, sin jugar con él, sin hacerse daño. Así, mucho mejor...Ahora ya ha pasado.
Cuando somos pequeñas soñamos con cosas pequeñas, sencillas. Un helado de fresa, una muñeca que llora o hace pis o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto. Cuando nos hacemos mayores, nuestros sueños cambian con nosotros y se vuelven complejos al igual que nosotros. Y de repente, la muñeca de trapo se convierte en un vestido nuevo con el que cruzar un océano a diez mil metros de altura para deslumbrar a tu marido en un viaje sorpresa. Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, porque la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree. Las personas no son lo que aparentan ser, ni las relaciones y mucho menos los sueños. Esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro puede ser blanco y lo que uno cree que es blanco probablemente sea de todos los colores del arco iris. Uno sabe como empiezan las cosas...pero nunca sabe como van a terminar.
4 de agosto de 2012
"Solo quería que lo dijeras tú: que lo nuestro es inevitable. Joder, se me ve en la cara a 2000 kilómetros que estoy enamorada de ti. Ella lo ha visto y sabe, aunque no me lo ha dicho que no lo puedo evitar porque se trata de mi historia, igual que yo sé que ella es solo una etapa, un capítulo en la tuya y que pasará...porque todo pasa, pero lo mio no Aitor."
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