No me acompaña al portal, pero, por otro lado, nunca antes lo ha hecho. Qué raro, y sin embargo esta noche me molesta. No es que yo sea una de esas mujeres que tienen miedo o a las que les gusta hacerse acompañar a todas partes. Sin embargo, esa pérdida de tiempo, esos pocos pasos hasta el portal son algo que siempre me ha gustado y nunca he experimentado. Quizá porque te hace sentir más importante que el tiempo y la prisa, quizá porque se puede escapar un último beso. En cambio, él apenas ha esperado a que girara la llave en el portal y me saludó desde lejos para marcharse como una exhalación. De prisa, demasiado de prisa. Son sensaciones, sensaciones absurdas. Pero a veces sensaciones sabias.
Más tarde. Me apetece oír sus palabras, distraerme un poco con su voz. No responde al teléfono. Qué raro. No lo oye, o duerme profundamente o..No puede ser que no lo oiga. Joder, si está en casa tiene que oírlo a la fuerza. Conozco bien esa casa, he pasado allí varios fines de semana. Al pensar en el tiempo que he compartido con él me pongo aún más nerviosa. Han sido unos fines de semana muy íntimos y ahora él no contesta.
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